Transgredo mi cuerpo durante horas cada día, y no basta.
Te miro de cerca, hermano,
te pido una mano, escéptico, me miras,
me inspeccionas de pies a cabeza,
reconoces algún rincón y decides, entonces, estirar despacio tu mano,
depositar en mí un poco de confianza.
Te das la vuelta,
te vas sin dar las gracias,
me bendices y me dejas sonriente, en la espera del siguiente transeúnte.
3.2.10
23.11.09
Un detalle: los dedos de María
Me gusta ver cómo los dedos de María se enredan cuando trata de amarrarse las agujetas. Toma el primer lazo y lo analiza; lo ve de arriba a bajo y trata de ver en él algún tipo de forma. Desliza despacio su mano derecha por el segundo lazo suelto, lo acaricia suavemente mientras mira la punta envuelta en plástico descansar sobre su otra mano. Decidida toma con dos dedos las dos puntas; respira profundo y comienza a bailar de un lado a otro con las manos, pasando las puntas por arriba y por abajo. Cuando se le acaba el aire simplemente deja ir lo que debería ser un nudo y abre curiosa los ojos, mordiéndose la lengua. No hay nada más que un par de agujetas enredadas descansando sobre la lengueta de su tenis derecho. María se deja caer hacia atrás para terminar sentada, decidida a lograr lo que parece imposible.
Me gusta ver los dedos de María cuando trata de amarrarse las agujetas de sus tenis morados. Sentada, con los dos pies delante, analiza el derecho bien hatado por su madre y comienza a imaginar cómo deberá mover los dos lazos que caen tímidos al lado de su pie izquierdo. Toma las puntas, las jala hacia arriba para ver que terminen en juntas y las deja caer hacia el lado contrario, se les queda viendo como con resentimiento mientras decide el siguiente paso. Sus dedos dibujan un círculo con el lazo izquierdo y uno con el derecho. María se muerde la lengua y pasa un círculo por debajo del otro, luego por arriba, jala una punta, aprieta un círculo y mete en él la punta contraria, jala con fuerza y se encuentra de nuevo donde empezó todo.
Me gusta ver a María afrontando su tragedia con una sonrisa. Sabe que no puede levantarse y andar de nuevo por donde venía, pues corre el riesgo de caer, de pisar con su otro pie el lazo suelto que navega por la banqueta sin reparar en los charcos por los que se ahoga. María sabe que debe amarrarse las agujetas. Sabe también que en ese nudo ella puede amarrar las cosas que quiera guardar cerca del suelo, donde nadie nunca va a verlas. Su papá le dijo un día que los sueños no se debían amarrar al cabello, pues es ahí donde todo el mundo busca. Le dijo que era mejor amarrarlos a los zapatos, pues nadie presta atención del camino por el que corren los demás, por eso ahí los sueños están seguros de envidias, robos o extravíos. Por eso María debía aprender a atarse bien fuerte las agujetas, pues ahora, precisamente, tenía el sueño de caminar millas enteras hacia donde vivía su padre. Cerca del mar, le había dicho alguien.
Me gusta ver las agujetas de los tenis morados de María, bailando de un lado a otro, luchando contra su propia fuerza para quedarse juntas para siempre. Una punta busca a la otra, se cruzan y se alertan. Tú por abajo y yo por arriba, deja que te lleven por la derecha en lo que yo encuentro cómo entrar por atrás desde abajo y hacia arriba. Flota hacia la izquierda y gira al rededor de mi cuello apretando fuerte hasta que te pierdas. Entonces pasaré por debajo de ti para que al final, de un tirón, nos logremos quedar juntas toda la vida.
Me gusta María y sus dedos enredados en mi cabello, buscando robar mis sueños todavía.
Me gusta ver los dedos de María cuando trata de amarrarse las agujetas de sus tenis morados. Sentada, con los dos pies delante, analiza el derecho bien hatado por su madre y comienza a imaginar cómo deberá mover los dos lazos que caen tímidos al lado de su pie izquierdo. Toma las puntas, las jala hacia arriba para ver que terminen en juntas y las deja caer hacia el lado contrario, se les queda viendo como con resentimiento mientras decide el siguiente paso. Sus dedos dibujan un círculo con el lazo izquierdo y uno con el derecho. María se muerde la lengua y pasa un círculo por debajo del otro, luego por arriba, jala una punta, aprieta un círculo y mete en él la punta contraria, jala con fuerza y se encuentra de nuevo donde empezó todo.
Me gusta ver a María afrontando su tragedia con una sonrisa. Sabe que no puede levantarse y andar de nuevo por donde venía, pues corre el riesgo de caer, de pisar con su otro pie el lazo suelto que navega por la banqueta sin reparar en los charcos por los que se ahoga. María sabe que debe amarrarse las agujetas. Sabe también que en ese nudo ella puede amarrar las cosas que quiera guardar cerca del suelo, donde nadie nunca va a verlas. Su papá le dijo un día que los sueños no se debían amarrar al cabello, pues es ahí donde todo el mundo busca. Le dijo que era mejor amarrarlos a los zapatos, pues nadie presta atención del camino por el que corren los demás, por eso ahí los sueños están seguros de envidias, robos o extravíos. Por eso María debía aprender a atarse bien fuerte las agujetas, pues ahora, precisamente, tenía el sueño de caminar millas enteras hacia donde vivía su padre. Cerca del mar, le había dicho alguien.
Me gusta ver las agujetas de los tenis morados de María, bailando de un lado a otro, luchando contra su propia fuerza para quedarse juntas para siempre. Una punta busca a la otra, se cruzan y se alertan. Tú por abajo y yo por arriba, deja que te lleven por la derecha en lo que yo encuentro cómo entrar por atrás desde abajo y hacia arriba. Flota hacia la izquierda y gira al rededor de mi cuello apretando fuerte hasta que te pierdas. Entonces pasaré por debajo de ti para que al final, de un tirón, nos logremos quedar juntas toda la vida.
Me gusta María y sus dedos enredados en mi cabello, buscando robar mis sueños todavía.
17.11.09
La vida groupie
Me fui, me regresé y me revolví...
Estrenando blog de relatos y vivencias: http://lavidagroupie.blogspot.com
Ahí encontrarán historias de mi nueva vida, de mi nueva cotidianidad, digamos que es un blog más personal.
Mudez seguirá siendo mi espacio y seguiré actualizándolo, ahora sí creo que podré hacerlo cada quince días, como nunca prometido.
Los veo por aqui por allá por aqullá...
siempre invitados
Estrenando blog de relatos y vivencias: http://lavidagroupie.blogspot.com
Ahí encontrarán historias de mi nueva vida, de mi nueva cotidianidad, digamos que es un blog más personal.
Mudez seguirá siendo mi espacio y seguiré actualizándolo, ahora sí creo que podré hacerlo cada quince días, como nunca prometido.
Los veo por aqui por allá por aqullá...
siempre invitados
26.8.09
Quiero una MADSEN
16.7.09
La pura idea excita, una idea

La frase la pura idea excita invoca distintas ideas, pero en el momento en el que veo a dos tipos desnudos, un hombre y una mujer, sentados en un sillón, restregándome en la cara que soy una morbosa que sólo quiere verles los pezones y los huevos, sé perfectamente qué quiere decir que la pura idea excita, ¿por qué decirlo? ¿por qué obligar a una joven actriz a chutarse un monólogo que sólo dicta lo evidente, lo obvio? Quizá David, el autor, pensó que en el público podía haber un distraído o un niño que no tuviera idea de qué era lo que hacían dos personas paseando por el espacio desnudos recitando las grandes líneas de películas galardonadas.
Alguna vez, en alguna clase, allá en los tiempos de la facultad, algún maestro me dijo que el título, de cualquier tipo de texto, era importante, pero que, a pesar de su relevancia, no era parte del cuerpo del texto, pues se mantiene al margen, como las notas al pie, por ello no se vale comenzar un ensayo dando por hecho el título. Por ejemplo, si éste es “Los fenicios”, uno no debe comenzar su ensayo diciendo “Son una cultura que tal y tal”, pues ahí se estaría dando por hecho que el lector leyó el título, cosa que no todos hacen y que no se debe manejar como evidente, como obvia. Sin embargo, estoy hablando de la lectura individual de un texto, donde la única representación que existe es la que uno imagina, no la que un grupo de teatro o de cineastas están queriendo transmitir, y es diferente, pues en la segunda el trabajo de los otros es hacernos ver, con su representación, lo que ellos quieren que veamos, de ahí que sea importante recalcar que lo obvio no lo es y que lo evidente puede serlo sólo para unos pocos.
Pero bueno, para no abusar de la redundancia, pasaré al punto en el que la obra es una obra (pues no todas lo son). La búsqueda de La pura idea excita está relacionada con la del ser sexual que todo ser humano trae dentro; el par de actores trata de confrontar al público con ese yo interno que, según dicen, la mayoría reprime. La clave es la palabra confrontar, pues con la desnudez y con los diálogos violentos quieren poner en jaque al espectador, pero, insisto, al espectador niño y distraído, no a aquel que se ha entrenado viendo todas las películas de Woody Allen y que ya no se sorprende; no a aquel que ha visto Closer con detenimiento y sabe que, quizá a sabiendas, las escenas fueron tomadas prestadas (quizá hasta con pago de derechos por la traducción).
No le quito crédito a este grupo de jóvenes actores, de verdad que no, pues su búsqueda es muy válida, pero todavía muy pueril, ya que si se desea transgredir el límite que impone el teatro se debe analizar con más minuciosamente a quienes lo han logrado ya; la escuela de Pirandello, por ejemplo, que rompe de tajo con la conceptualización del teatro y que sin buscar conmover al espectador, sin dejar tan clara cuál es su pretensión, rompe toda las paredes preestablecidas y desviste al público ante las dudas y ante el verdadero reflejo de ese yo interno que, según dicen, la mayoría reprime.
26.6.09
Lapso
Todos siempre hemos formado parte,
sólo que no nos damos cuenta.
Ciegos nos vemos a la sombra de quien podemos,
intentando ocultar ese miedo que nos entierra bien adentro, en el misterio.
Los días se celebran y nosotros seguimos en silencio,
haciendo como si nada,
creyendo que no pasa aquello que nos desgarra.
Pedaleo sobre el cuerpo muerto de quienes me olvidaron
y cuando me caigo se ríen de mi,
me desdoblan sus carcajadas heridas,
sus cuerpos destrozados que todavía confían en que me levante
para seguir rodando,
rodando por estas calles habitadas por un tumulto igualmente perdido,
triturado por la terrible costumbre de estar vivo.
Los hombres somos hormigas débiles
que no podemos cargar ni con nuestro propio cuerpo;
vivimos sin ver al prójimo, corriendo para llegar a darle de comer a la reina Urbe,
a la puta reina que no nos quiere,
que nos esclaviza y nos detiene.
Los hombres somos débiles hormigas
y los ciclistas, pequeños especimenes de la raza,
diminutas figuras que intentan (y con muchas ganas)
cambiar el camino hacia la reina,
pero hacia la reina Naturaleza.
sólo que no nos damos cuenta.
Ciegos nos vemos a la sombra de quien podemos,
intentando ocultar ese miedo que nos entierra bien adentro, en el misterio.
Los días se celebran y nosotros seguimos en silencio,
haciendo como si nada,
creyendo que no pasa aquello que nos desgarra.
Pedaleo sobre el cuerpo muerto de quienes me olvidaron
y cuando me caigo se ríen de mi,
me desdoblan sus carcajadas heridas,
sus cuerpos destrozados que todavía confían en que me levante
para seguir rodando,
rodando por estas calles habitadas por un tumulto igualmente perdido,
triturado por la terrible costumbre de estar vivo.
Los hombres somos hormigas débiles
que no podemos cargar ni con nuestro propio cuerpo;
vivimos sin ver al prójimo, corriendo para llegar a darle de comer a la reina Urbe,
a la puta reina que no nos quiere,
que nos esclaviza y nos detiene.
Los hombres somos débiles hormigas
y los ciclistas, pequeños especimenes de la raza,
diminutas figuras que intentan (y con muchas ganas)
cambiar el camino hacia la reina,
pero hacia la reina Naturaleza.
8.6.09
Stand up for your rights
El siguiente texto es fruto de una discusión que tuve en una reunión de amigos hace algunos días. Como en todo últimamente, fuimos a caer a la política. Creo que caemos ahí sin siquiera entender del todo el significado del concepto, de la palabra, de lo que implica. Por ello ahora me dedicaré a poner el link al significado de cada palabra que me parezca sustancial para entender mis ideas.
Si leyeron las definiciones podrán darse cuenta que la palabra es mucho más que aquello que decimos a la ligera cuando hablamos día a día de los candidatos, de nuestro voto, del país, etcétera. Si política es la actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos y la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo, nunca, por más que lo intentemos, podremos salir de ella o dejar de formar parte, aún si anulamos nuestro voto.
He ahí mi punto principal. En aquella reunión discutimos sobre si anular el voto servía de algo. Días después de esa pequeña charla me encontré con un pequeño manifiesto pegado en casi todos los postes de la colonia donde vivo, el cartel dice (lo transcribo con faltas de ortografía y de redacción):
El texto no tiene ni autor ni referencia alguna, es completa y absolutamente anónimo, y creo que eso le da mucho crédito a quien lo está distribuyendo, pues está tomando cartas sobre el asunto y por ello lo publico aquí, porque creo que de eso se trata, más que de discutir interminablemente entre qué es mejor hacer y cómo hacer mejor al país. En la ya dicha reunión yo planteé la idea de que anular el voto es igual que abstenerse, pues recuerdo que en las elecciones presidenciales mucha gente iba y votaba por el Dr. Simi, pensando que los que contamos los votos íbamos a tomarnos el tiempo para contar sus votos y publicar sus resultados. Obviamente no lo hicimos, y nadie nos dijo que no lo hiciéramos, simplemente no valía la pena.
Así que hoy, después de encontrarme con estas personas que están tomando un espacio y se están expresando, me dan ganas de entregar ese granito de arena y publicar en mi blog de pocos lectores, aquello que me parece relevante, pues creo que votar o no votar da igual, el punto es hacer lo que hizo esta persona: tomar partido (stand up).
Sabemos el país y el mundo y el sistema en el que estamos, sabemos que la ecuación comienza con la educación y luego con la pobreza, sabemos que de ellas derivan los problemas –la corrupción, la delincuencia, el narcotráfico, la piratería, etc.–, y nos jactamos de esto con los brazos cruzados, pensando si votar o no votar y luego por quién votar. Yo pienso que el punto, al percatarnos, está en tomar cartas y salir a hacer algo. Suena idealista, no puedo evitarlo, pero creo que si sabemos por dónde empezar podemos realmente dejar de pelear y cambiar al menos nuestra situación personal, pues ahí comienza el verdadero problema, la corrupción real. Lo reitero y lo repito
Me sorprendo cada que oigo a alguien que compra piratería quejarse del crimen organizado. Me sorprendo cuando oigo que un compañero de menos de 26 años dice que él no tiene pedo con los homosexuales siempre y cuando no sean ninguno de sus amigos. Me sorprendo cuando alguien ve un asalto y no hace nada, cuando alguien deja su colilla tirada afuera del bar.
Son los detalles que nos hacen diferentes y que, como lo dije en la Netáfora aquella vez, lo que nos queda es ser nuestro propio partido, anular el voto es tan absurdo como hacer una denuncia, pues no creemos en el sistema en el que estamos, así que no pensemos que con ese simple acto estamos haciendo algo, vale la pena hacerlo realmente, como lo ha demostrado aquel que ha puesto su tiempo y su dinero en pegar hojas con sus demandas a los diputados y senadores.
Como apéndice y nada más porque me parece un bonito dato curioso, aviéntense a leer el manifiesto por la legalización de la marihuna y el manifiesto contra la homofobia y la discriminación por motivos sexuales, ambos del “alternativo” partido social demócrata (con minúsculas). Se ve que quieren el voto de nosotros, la minoría en resistencia.
Leer sirve para darse una mejor idea, pues es lo único que nos queda… bueno, y juntar fuerzas para darle muerte al partido verde, que bien se la merece.
Si leyeron las definiciones podrán darse cuenta que la palabra es mucho más que aquello que decimos a la ligera cuando hablamos día a día de los candidatos, de nuestro voto, del país, etcétera. Si política es la actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos y la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo, nunca, por más que lo intentemos, podremos salir de ella o dejar de formar parte, aún si anulamos nuestro voto.
He ahí mi punto principal. En aquella reunión discutimos sobre si anular el voto servía de algo. Días después de esa pequeña charla me encontré con un pequeño manifiesto pegado en casi todos los postes de la colonia donde vivo, el cartel dice (lo transcribo con faltas de ortografía y de redacción):
Estas próximas elecciones: Yo anularé mi voto No creo en los Diputados ni en los Senadores. Para volver a creer en esta democracia representativa, YO ciudadano exijo por lo menos: El primer requisito para creer en este sistema de representación es que los diputados y senadores se bajen el sueldo por lo menos un 50% Si pueden adelantarse vacaciones y aprobarse aguinaldazos, creo que si pueden hacer una extraordinaria para aprobar algo que no está a discusión. El segundo requisito es que se eliminen las candidaturas plurinominales. Queremos que nos gobierne aquel por quien votamos, no el que al partido se le antoje. El tercer requisito es que se cancelen sus seguros de gastos médicos. Que nuestros trabajadores en el Estado vayan al ISSSTE, que es gratuito, y si no les gusta, que paguen su doctor particular con su sueldo y/o que se pongan a trabajar para arreglar el ISSSTE. El cuarto requisito es que ni el IFE ni ningún partido anuncien nada en ninguna televisora durante todo este proceso electoral y que ningún comentarista ni “comunicador” intente manipular mi tendencia al voto o mi derecho a la anulación de éste e incluso mi derecho a la abstención. Y así ya no se gastan recursos en estarse peleando entre el IFE y las televisoras. …. Y si diputados y senadores, IFE y partidos no cumplen estas condiciones vayamos en masa a anular nuestro voto este 5 de julio.
El texto no tiene ni autor ni referencia alguna, es completa y absolutamente anónimo, y creo que eso le da mucho crédito a quien lo está distribuyendo, pues está tomando cartas sobre el asunto y por ello lo publico aquí, porque creo que de eso se trata, más que de discutir interminablemente entre qué es mejor hacer y cómo hacer mejor al país. En la ya dicha reunión yo planteé la idea de que anular el voto es igual que abstenerse, pues recuerdo que en las elecciones presidenciales mucha gente iba y votaba por el Dr. Simi, pensando que los que contamos los votos íbamos a tomarnos el tiempo para contar sus votos y publicar sus resultados. Obviamente no lo hicimos, y nadie nos dijo que no lo hiciéramos, simplemente no valía la pena.
Así que hoy, después de encontrarme con estas personas que están tomando un espacio y se están expresando, me dan ganas de entregar ese granito de arena y publicar en mi blog de pocos lectores, aquello que me parece relevante, pues creo que votar o no votar da igual, el punto es hacer lo que hizo esta persona: tomar partido (stand up).
Sabemos el país y el mundo y el sistema en el que estamos, sabemos que la ecuación comienza con la educación y luego con la pobreza, sabemos que de ellas derivan los problemas –la corrupción, la delincuencia, el narcotráfico, la piratería, etc.–, y nos jactamos de esto con los brazos cruzados, pensando si votar o no votar y luego por quién votar. Yo pienso que el punto, al percatarnos, está en tomar cartas y salir a hacer algo. Suena idealista, no puedo evitarlo, pero creo que si sabemos por dónde empezar podemos realmente dejar de pelear y cambiar al menos nuestra situación personal, pues ahí comienza el verdadero problema, la corrupción real. Lo reitero y lo repito
El futuro no está en los niños, sino en quienes los criamos.
Me sorprendo cada que oigo a alguien que compra piratería quejarse del crimen organizado. Me sorprendo cuando oigo que un compañero de menos de 26 años dice que él no tiene pedo con los homosexuales siempre y cuando no sean ninguno de sus amigos. Me sorprendo cuando alguien ve un asalto y no hace nada, cuando alguien deja su colilla tirada afuera del bar.
Son los detalles que nos hacen diferentes y que, como lo dije en la Netáfora aquella vez, lo que nos queda es ser nuestro propio partido, anular el voto es tan absurdo como hacer una denuncia, pues no creemos en el sistema en el que estamos, así que no pensemos que con ese simple acto estamos haciendo algo, vale la pena hacerlo realmente, como lo ha demostrado aquel que ha puesto su tiempo y su dinero en pegar hojas con sus demandas a los diputados y senadores.
Como apéndice y nada más porque me parece un bonito dato curioso, aviéntense a leer el manifiesto por la legalización de la marihuna y el manifiesto contra la homofobia y la discriminación por motivos sexuales, ambos del “alternativo” partido social demócrata (con minúsculas). Se ve que quieren el voto de nosotros, la minoría en resistencia.
Leer sirve para darse una mejor idea, pues es lo único que nos queda… bueno, y juntar fuerzas para darle muerte al partido verde, que bien se la merece.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)