26.6.14

Porque puedo...

Puedo decidir estar triste. 
Configurar el todo y estar.
Ese poder me asusta.
Son los segundos en los que nos volvemos pequeños dioses
(y digo pequeños porque me asusta no decirlo).

Porque puedo me dejo llevar y cuando me doy cuenta me arrepiento.
Casi siempre me arrepiento.
Aunque pasé muchos años de mi adolescencia predicando el odio al arrepentimiento,
sigo cayendo en las provocaciones de los egos ajenos
(y del que me habita)
más seguido que de vez en cuando.

Dejarse llevar por aquellos es realmente deplorable
y habla muy mal de nuestra raza (la humana, porque es la única que existe).
Si soy capaz de configurar el ambiente para manipular mis emociones,
¿por qué no soy capaz de detenerme cuando los egos ajenos me provocan?
¿por qué caigo redondita ante su más mínimo aviso?
Me molesta mucho no poder usar al instinto como excusa:

tú, me molestas (mucho).