28.3.05

Y por más que busco y trato y grito en mi memoria las maneras miles que se me pueden ocurrir para decir con el beso más puro el te amo más fiel, encuentro sólo un rostro con la boca cerrada que cada que me dice sí baja los párpados tocándose sin manos la punta de la nariz. Ahora no puedo decir que necesito un adiós, puedo estar segura que eso es lo más insoportable que puedo incluso pensar y que por esa razón tan incierta no puedo dejar de imaginar y recrear y crear cada cinco pasos, en cada absorción. En que dirás adiós, en que piensas que yo diré adiós, en que nos dirán adiós, en que correrán nuestros cuerpos sin nosotras, sin nosotros, en que el adiós es un mejor hola, un disfraz hermoso para el renacer.
“Miedo, miedo de besarte
Cuando estoy contigo se prenden las luces que marcan
mi destino
Debo confesarte que cuando tu me besas siento mariposas,
da
vueltas mi cabeza.

Sí, después de ir esta noche a la fiesta
yo
siento que Cupido nos acecha
me siento rara y un poco inquieta
porque esta
noche te veré de etiqueta.

Quiero, quiero que tú sepas que estoy
enamorada”

No me atrevería a entregar un ente como este a alguien que no corriera desde tus ojos para verme y sin palabras sonoras deshacer un poco de mi día enterrándome una verdad de emoción en la entraña más fina de la piel que me rodea. El tomar una idea y darse de látigos con ella significa más que una simple idea contemporánea de los jóvenes de ahora. Significa desde siempre la idea, no tan abstracta, de una imagen de auto y más auto y del prefijo auto al que le puedes agregar emociones sin fin con todo y metáfora o, si lo prefieren con albur.
Me da la sensación. Siempre me da la sensación y basta con ella para comenzar con la corredera de electricidad que ahoga y ahoga y más ahora que ahoga sin agua, aire, ni un gramo de viento que haga que muertos revivamos, sólo un ahogo, un propio ahogo que ahora viene sin hacer ruido a ser uno con su naturaleza, a ser lo que significa: Sensación experimentada por el que se ahoga. Sentimiento de angustia o agobio.=opresión
Se oyen pasar hojas, se oyen oídos abiertos desde lejos. Media noche y ya se están chupando miles de cigarros llenando ojos de humo, de mierda condensada en un susurro.
Cuando le ponemos meta a las palabras es obligatorio detenerse, se vuelven mentirosas y pretenden. Porque no siempre pretenden las palabras, no siempre.

Al final quién hará esa llamada. Quién torcerá el brazo. Quién lo dará a torcer. Basta con el acento ¿o se necesitan signos de interrogación?
¿Por qué el alma puede desangrarse a veces en menos de un segundo y a veces tarda hasta veinte años? ¿Quién le pone sangre al alma? ¿Palabras? Seguramente.
odio tanto tanto estar enferma que a veces creo jamás dejaré de estarlo

15.3.05

Son pequeñas vibraciones de cuerdas en concordancia con algún tipo de ritmo.
Son pequeñas aperturas en el cuerpo que cambian el ritmo del momento.
Son diminutas partes del tiempo que hacen de lo vital ritmo y viceversa.
Son pequeñas vibraciones de cuerdas en concordancia con algún tipo de ritmo.
Son pequeñas aperturas en el cuerpo que cambian el ritmo del momento.
Son diminutas partes del tiempo que hacen de lo vital ritmo y viceversa.
Tal vez no deseo nada en este momento más que tu cabello oliendo a mi lado. Hoy, como siempre, me acuesto y tu silueta conmigo se sumerge en el arrullo del incierto imaginario que sueña con que un día eso sea eterno.
Tan sólo decir que aunque el miedo carcome como termita las entrañas (como madera la dura cadera con la que medimos las ideas) seguimos corriendo atrapados en el desierto del deseo.
Tan sólo decir que aunque el miedo carcome como termita las entrañas (como madera la dura cadera con la que medimos las ideas) seguimos corriendo atrapados en el desierto del deseo.
Tal vez no deseo nada en este momento más que tu cabello oliendo a mi lado. Hoy, como siempre, me acuesto y tu silueta conmigo se sumerge en el arrullo del incierto imaginario que sueña con que un día eso sea eterno.