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Quiero escribirles muchas cosas, explicarles cómo aquí tuvo todo el sentido para mi que exista el Día Internacional de la Mujer; cómo la muerte es algo normal y cotidiano, la noticia de la muerte de un niño, un hijo, una hermana, una cuñada, no es razón de sorpresa sino simple noticia; cómo he sentido la desgracia de la epidemia que me ha hecho llorar, al saber que la gente con la que he compartido este tiempo está infectada con VIH, saberla guerrera y al mismo tiempo diminuta; cómo la música que les gusta es tan horrible como el reggaeton y tan sexual como el pop barato de las industrias capitalistas; cómo su fanatismo cristiano los hunde más en la desgracia junto con una fe ciega, ignorante y lejana de la verdadera espiritualidad a la que puede acceder nuestra alma; cómo África significa todo menos lo que te imaginas; cómo ellas sueñan con ser reinas y ellos reyes; cómo yo me identifico dentro de todo este contexto, hablándoles de composta, de agua, de fe en el aquí y el ahora, de un Estados Unidos lleno de terror, miseria y mentiras, de un “sí soy mexicana y soy americana porque América es un continente no un país”...
Las redes en las que tienen que dormir por el resto de su vida,
las relaciones con protección que han de tener por el resto de su vida,
el hambre que han de sufrir por el resto de su vida,
la explotación a la que serán expuestas por el resto de su vida,
la desesperación y la frustración que los acompañará
por el resto de su vida,
la tradición que los reprime y reprime ¿continuará por el resto de su vida?
¿donde estamos nosotros en esa tradición?
¿es parte de nuestra tradición el encarcelar a esta gente
por el resto de su vida?
¿se han imaginado qué pasaría si el planeta se partiera a la mitad y el Norte se fuera para un lado y el Sur para el otro?
¿Quién se moriría primero?
México no es parte del Norte, todavía, pero los 28 millones de habitantes de la Ciudad de México, junto con todos los que están persiguiendo el sueño del Norte, son opresores deshumanizados, son parte de aquellos que están abusando de los recursos de esta hermosa tierra, pagando la mano barata, preocupados por la moda, fumando marihuana cargando pancartas que dicen No Más Sangre, quejándose del sistema urbano manejando autos en vez de bicicletas, incapaces de imaginar un cambio de vida sin recorridos inmensos, sin comida que no crece en menos de 100 kilómetros a la redonda, sin plástico, sin Made in China...
Garden Farming is Common Sense |
Duele.
Y por eso agradezco a mis antepasados que viajaron,
caminaron y lucharon para que yo naciera donde nací.
No sólo fueron mi madre y mi padre,
también fueron los que vinieron de Europa y los que, aquí, resistieron.
Ellos soñaron también con nosotros crecidos, nacidos aquí.
Pero no estoy segura que en ese sueño estuviera la destrucción,
la terrible devastación humana que se vive al otro lado,
abajo y a la izquierda.
Yo aquí me quedo.
¡Señores ya no me busquen, no pierdan más su tiempo!
Yo aquí me quedo.
Yo resisto desde abajo.
Sí, nací arriba, seré quizá malasangre para el rey y la reina,
estaré negando una herencia,
mi hija tendrá que perdonarme.
Soy villana.
Soy indígena.
Soy rebelde.
Soy zapatista.
Soy lesbiana.
Soy poeta.
Soy abajo, soy a la izquierda,
Soy tu hija.
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Anexo Atípico poema de amor
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