9.3.12

Los niños aquí son luchadores

Si tienes una población en la que el 40% es menor de doce años, necesitas, si quieres crear un desarrollo humano y sustentable, poner a la bola de chamacos a trabajar. Y no estoy defendiendo la explotación infantil, eso es otra cosa. Estoy hablando de que aquí (y allá también) es mejor para una niña o un niño aprender la verdadera ley de la vida que el abecedario en tres idiomas. Dicha ley de la vida la llamo La Ley de las Tres Cs: Cultivar, Cosechar y Cocinar.

Disculpa si tú crees que los niños son cosas que debemos controlar con videojuegos y televisión. Yo digo que no, que los niños son parte activa de la comunidad, son seres humanos libres y cooperar es parte de su naturaleza. Cuántas veces no has visto a un niño tratando de barrer o limpiando atrás de su mamá, o a una niña corriendo por la pelota en la cascarita callejera de sus hermanos. Aquí, los ves cargando madera en su cabeza, balanceando cacharritos de agua o amarrándose a sus hermanos a las espaldas. Es este el tipo de trabajo el que deben aprender a hacer y nosotros como adultos tenemos también la obligación de Cultivar, Cosechar y Cocinar estas actitudes.

Claro que hay muchos conflictos, violencia y abuso. Los niños aquí son más bien tratados como cargas, como inevitables deseos de dios por traer más pobreza y desesperanza. Pero, al mismo tiempo no cabe pensar en una vida sin ellos, al parecer esa es la obligación de toda mujer africana, traer al mundo tantos hijos pueda. Infelizmente, no son hijos que vayan a ser grandes seres humanos y que vayan a cambiar el destino destructivo del sistema. Son hijas que van a repetir los patrones sociales de sus padres cayendo en la espiral descendente en la que van todos girando poco a poco. Y ahí entramos nosotros también, y la pregunta ¿estamos nosotros (y por nosotros me refiero al 14% que tiene acceso a internet y al 80% que vive en más de 10 dólares al día), procreando grandes seres humanos que van a cambiar el destino destructivo del sistema, o estamos sólo aportando un número más a la sobrepoblación planetaria?


Los niños aquí trabajan para sobrevivir, y qué bueno que trabajen, yo lo celebro y lo estimulo. Si estos morros no aprenden de una vez que deben Cultivar, Cosechar y Cocinar, su futuro está lleno de muerte y más violencia de la que ya experimentan. Quizá por eso, cuando les vas a tomar una foto, inmediatamente se ponen en pose de guerreros. Para mi que lo saben, saben que ese es su destino: luchar. Y lo hacen mejor que nadie.


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Loraine tiene 6 años. Está aprendiendo inglés. Cuando le pido traduzca alguna palabra de inglés a chichewa aprieta sus ojos y, cuando encuentra la palabra, la dice con toda la emoción que sentimos cuando nos damos cuenta de que somos, al fin y al cabo, un animal muy inteligente.

A Loraine le gusta tocarme, percatarse del color de mi piel. Con sus deditos sigue las líneas imaginarias (y las tatuadas) de mis brazos. Mientras lo hace, canta.

El día que me tocó cuidar a Express

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