Llegaste justo cuando yo me fui.
No, no sé a donde iba,
pero me iba.
Tal vez lejos, tal vez sólo con la excusa.
Llegaste con la misma cara,
con las mismas ganas
y las mismas repulsivas mañas.
Llegaste tarde o me quedé esperando demasiado.
¿Cómo saberlo?
¿Cómo investiga un muerto a un vivo?
¿Cómo hacer para decirte algo si lo único que puedo hacer cuando te veo es verte?
Llegaste y te vi,
vi que te ibas,
vi que era yo quien caminaba y tu quien hablaba.
Algo sé que decías, pero no, no puedo entenderte mientras te veo, mientras me voy.
Sabes que siempre me fue difícil comprenderte,
más cuando estoy por dejar la espera,
por terminar con la esperanza,
por decir la palabra olvido,
por hacer del verbo un sustantivo,
por hacer de ti un término.
Odio amarte.
Eso lo sé con tanta seguridad, lo sé tan bien,
que odio incluso saberlo cuando te beso,
cuando te tengo,
cuando te espero,
cuando te vas porque yo ya me he ido.
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