7.11.13

Predestinamiento y la contradicción del tiempo

En serio que me sorprende. Me da un sentimiento de vacío y de gusto. Un sentimiento que fácilmente se puede confundir con dolor o angustia. ¿Te pasa también? Es un recuerdo. Recuerdo de sorpresa. Es tan rápido que sólo prestando atención, disolviendo el entorno, puedes percatarte.

Tengo una fijación impresionante con el “darse cuenta”. Necesito ser niña otra vez. Necesito vivir en niños y con ellas para recuperar el entendimiento del universo. Creo que mi fijación es porque no logré ser consciente cuando tuve la oportunidad, cuando sólo me dedicaba a aprender el mundo, a absorberlo. Sí, sé que como adultos también lo hacemos, pero es que ya tenemos tanto prejuicio, tantos predestinamientos... la verdad no estamos tan listos para la sorpresa.

Mi sobrino de 5 años me responde a todo lo que le digo “¿de verdad?”. Él no tiene ganas de saber algo que no es cierto, necesita confirmar que el conocimiento es verdadero, y si no lo es, también quiere saberlo para poder tener control y él decidir dónde depositar la fantasía, la realidad, la ciencia de las cosas.

Quiero tener esa oportunidad una vez más. Quiero darle control zeta a mis ideas, a mis concepciones de género, de familia, de amor, de traición. La cultura popular puede decir mil veces que se vale, que el “borrón y cuenta nueva” es una legítima necesidad, pero no, no es posible. Ya vimos el eternal sunshine of an spotless mind. Hay algo más que nos moldea, hay algo más que no le puedo explicar a mi sobrino ni le puedo decir si es o no es verdad... ¿estrellas? ¿energía? ¿karma? ¿conexiones intergalácticas?

No puedo decir tampoco qué es verdad y qué no es. Nada es, la diversidad es... ¿cómo vamos a enseñar eso? ¿cómo vamos a enseñar sin prejuicios? 


Me sorprendo. Me dan ganas de percatarme otra vez... quizá no me he dado cuenta de la vida, y por eso le sigo preguntando al sordo, esperando que me escuche. Tiempo.

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