21.5.09

Comunicado a mis hermanos

Me he visto obligada a escribirles directa y exclusivamente a ustedes, los hombres que me rodean. Antes de presentar mis motivos me interesa introducirlos. Creo que ustedes, así como la gente con la que comparto mi tiempo, son personas especiales, son parte de esta generación de humanos con algo llamado conciencia. Nos juntamos porque somos personas que creemos en los ideales revolucionarios (aplicados a la nueva época); que luchamos por un mundo igual para todos; que respetamos a los ancianos; que defendemos los derechos de los animales; que cuidamos el ambiente; que nos reunimos a hablar sobre lo profundo que nos acongoja; que perdemos el control bailando, pedaleando, acallando; que compramos productos mexicanos (o al menos lo intentamos); que estamos en desacuerdo con el abuso de autoridad; que pensamos en la contracultura, y que, me atrevo a decir, con tal de no formar parte de la gran mafia que hay en nuestro país, cultivamos lo que consumimos.
Por eso los quiero y por ello los respeto, pero ustedes mismos, ustedes que me enseñan a retomar los espacios de mi ciudad, a navegar y a ser fuerte cada que algún hombre/autoridad amenaza mi identidad, tiran todo a la basura cuando orinan en la calle, pues ese acto va más allá del abuso y por consiguiente es absolutamente contradictorio e incongruente. Orinar en la vía pública contamina, pues las sustancias se evaporan y, además de oler muy mal, nos las hemos de tragar junto con toda la mierda que ya hay. Con suerte y le atinan a un árbol, pero si no es así la señora del local o el portero del edificio tienen que estar lavando al día siguiente la ignorancia de algún borracho o de alguno de ustedes.

Les pido reflexionen y tomen en cuenta que, aunque sea muy fácil para ustedes orinar y muy difícil aguantar, la falta de respeto es absoluta y de nada sirve no usar bolsas de plástico, no usar automóvil, no consumir productos sobre-envueltos, no cortar árboles, no tirar basura, no matar animales, y de más, si orinan o escupen en la calle.

Lola Díaz Barriga

reprodúcelo, quémalo, imprímelo, mándalo, vomítalo, contéstalo, pégalo, léelo: o no.

3 comentarios:

ix dijo...

Yo orino en la calle y no soy hombre.

No creo que los orines huelan mal, sobre todo si se secan. Además los orines vienen de la sangre y no son dañinos de ningún modo, sino completamente ¿estériles? Como el alcohol.

Pero los orines no desinfectan, y el alcohol sí.

En cambio me guardo todas las colillas de los cigarros que fumo. Tampoco creo que los cigarros huelan mal, pero las colillas tapan las coladeras.

Y aplasto todos los botes de plástico, y separo la basura y la lavo si lo considero necesario.

Y no lavo la casa con productos que contaminen el medio ambiente.

De hecho, no lavo tan seguido la casa.

Y también cultivo lo que consumo.


No me siento en absoluto culpable por orinar en la calle.

ix dijo...

¿Prefieres que pague tres pesos para fomentar el uso de tóxicos con olor a pinol en baños públicos?

No señora, mi dinero no sirve para contaminar y no me va usted a hacer creer que mis deshechos son tóxicos.

Son humanos.

¡Son míos!

S dijo...

Estoy de acuerdo.

mejor orino en el sanborns, total, siempre hay uno cerca, sin embargo mi orina se drena y termina en el canal de los remedios, y ese canal apesta, pero por supuesto nosotros, los acomodados de coyoacan, condesa, polanco, no lo vemos, ese canal pasa por ecatepunk, indios verdes, etcetera.
Estoy de acuerdo con no mear las calles, pero ¿mear los ríos?

sería como decir que guardando las colillas de cigarro ayudo al ambiente, mientras que mis pulmones parecen sacos de aspiradora.