¿Medir?
Le encantaba cuando un verbo estaba entre signos interrogativos.
No entendía por qué y tampoco hacía mucho para entenderlo, sólo los leía lleno de placer, de gozo. Era como levantar el hombro izquierdo y la ceja derecha al mismo tiempo. No lograba hacerlo nunca, pero se facinaba en el espejo intentándolo.
¿Palabras?
Los sustantivos entre interrogativos son horrendos, decía, no tienen sentido y sólo funcionan para callarse. Los sustantivos preguntando me callan.
¿Café o té? Odiaba cuando le preguntaban eso en la casa de sus pocos amigos. Era mucho más bello oir ¿Quieres? ¿Deseas? ¿Te ofrezco? Esas si eran frases por si solas.
Una conjugación, puntuación, y el mundo del que se dedica a escribir odas al ocio es perfecto.
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