12.9.12
Sin Título
Cuando observamos de cerca aquello que nos da la vida, ese aliento que a veces parece faltarnos, ese destello que nos da recuerdos, esa palabra que inspira... se nos olvidan ellos. Los otros. Y sí, es una necesidad olvidarlos, hacerlos a un lado, disfrazarlos, taparlos con arquitecturas ilusorias y paredes de justificaciones políticas, religiosas o hasta históricas. No, Los otros siguen ahí, y nuestro camino cada vez está más cerca. Se ensancha y se ensancha la vereda que nos hará compartirlo todo, que nos hará renunciar a la discriminada costumbre de alejarnos, disminuyendo al otro, pecando de superioridad sólo porque hablamos un idioma más que el de nuestra madre. Ellos hablan 5, a veces 6 lenguas distintas; ellos tienen un lenguaje directo con dios, tienen acceso a la tierra y la saben mejor, son ellos los inventores de la agricultura sustentable, del pan, de la tortilla, del frijol. La grieta que nos divide es aquel aliento que nos falta, que a ellos los mata, es pues por eso que me entrego, me entrego a esa diferencia, me declaro inepta... soy suya, soy para ellos, soy para los otros, soy de los de abajo, soy a la izquierda porque ellos son a la izquierda. Renuncio a mi nombre, renuncio a mi placer de media clase, renuncio o muero, ya no hay de otra.
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