26.6.09

Lapso

Todos siempre hemos formado parte,
sólo que no nos damos cuenta.
Ciegos nos vemos a la sombra de quien podemos,
intentando ocultar ese miedo que nos entierra bien adentro, en el misterio.


Los días se celebran y nosotros seguimos en silencio,
haciendo como si nada,
creyendo que no pasa aquello que nos desgarra.


Pedaleo sobre el cuerpo muerto de quienes me olvidaron
y cuando me caigo se ríen de mi,
me desdoblan sus carcajadas heridas,
sus cuerpos destrozados que todavía confían en que me levante
para seguir rodando,
rodando por estas calles habitadas por un tumulto igualmente perdido,
triturado por la terrible costumbre de estar vivo.


Los hombres somos hormigas débiles
que no podemos cargar ni con nuestro propio cuerpo;
vivimos sin ver al prójimo, corriendo para llegar a darle de comer a la reina Urbe,
a la puta reina que no nos quiere,
que nos esclaviza y nos detiene.


Los hombres somos débiles hormigas
y los ciclistas, pequeños especimenes de la raza,
diminutas figuras que intentan (y con muchas ganas)
cambiar el camino hacia la reina,
pero hacia la reina Naturaleza.

2 comentarios:

Rot dijo...

kiuvoles...
pues sí, ni se que decir.
completamente de acuerdo.

la tierra para quien la trabaja
la calle para quien la camina, pedalea o patina.

los perros no contaminan.
la caca no es tan sucia
como la gasolina.

no permitamos que la tristeza
opaque nuestras lucecitas parpadeantes
o calle nuestras campanitas.

S dijo...

wow!

ni que decir, genial!!