24.12.05

Cambio tu paisaje y
me transporto.
Muevo lo más mínimo y sin decaer ni detenerme, me declaro.
Simple, tranquilo con un olor a blanco que llega a ser incómodo.

Es que a veces somos demasiado capaces,
confundimos la voluntad y así lo que vamos viendo, lo que sí detenemos,
lo que nos pide retengamos.

No hay caidas pues. No alguna que valga, alguna que se permita ser a ella misma.

Es necesario decir que lo dicho aunque se diga mil veces es verdad,
porque el paisaje que he dejado plasmado es el que quiero,
porque ese tú que llamo como tal es, tal vez, y sólo como posible, la parte del todo,
el color del paisaje o el paisaje mismo.
Un ojo. No, mejor que sean dos.
Que sea sencillo y que se parezca más a mí que a todo el mundo.

Ahí valdrá la pena detenerse y callarse para toda la vida.

2 comentarios:

Ale dijo...

"La voz del hombre es tan poderosa que su intromisión es capaz de arruinar un paisaje."

Luigi Amara

Ale dijo...

"No hay caìdas pues. No alguna que valga, alguna que se permita ser a ella misma."

Soy nadie, una caída que se permite ser a si misma, nada más.